Bergen, 10 diciembre 2006

God's teacher



Para los que conozcais a Ingwie Malmsteen, uno de los supuestos mejores guitarristas de hoy en día.


Ejem... a mi me ha hecho gracia.

Actualización de última hora: este es aún mejor, John Petrucci.

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Bergen, 06 diciembre 2006

Actualización de mi vida (lluvia, salmón ahumado y bioinformática)


No he publicado desde hace bastante y nadie me ha echado en falta, cosa que me alegra. He decidido actualizar el estado de mi vida para público conocimiento, consciente de la poca repercusión que esto pueda tener. Creo que precisamente eso es lo que menos me importa ahora.

Antes de que la crisis en la que me hallo sumido últimamente me sobreviniera, era más o menos feliz. Asimilado mi suspenso, me proponía intentar enmendarlo con un poco de estudio en los 25 créditos ECTS restantes. Y por eso me puse a la obra con el primer examen. Las cosas iban bien, la verdad. Sin ir más lejos, una noche en la que todo parecía normal, decidimos coger un coche que un amigo había alquilado para ir a pescar a Sotra. Rondarían las 11 de la noche. Y allí estuvimos con la caña en mano lanzando cucharillas al agua como si en ello nos fuese la vida. Fueron unas tres horas de pesca, en la que en ningún momento dejamos de sacar peces del agua, todos ellos de un tamaño considerable -aunque devolvimos al fiordo una gran cantidad de ellos-. Volvimos a casa con muchos kilos de peces y una sonrisa en la cara -y con frío, sí-.

Mi crisis existencial, sin embargo, ya había dado comienzo unos días antes. Las clases de Bioinformática sirvieron de gran ayuda para que creciera en mi interior una extraña sensación de desprecio hacia mí mismo -o algo así-. Quizás no tanto hacia mi persona as such como hacia mis últimos años de existencia, que poco a poco se tornaban como una mancha en lo estrictamente académico. El hecho de que mi expediente no sea una maravilla no es algo nuevo, siempre he sido consciente de moverme en torno a un expediente medio de un estudiante de biología: notable. Pero ahora que voy poco a poco acercándome al término de mis estudios y empieza a discernirse la línea que separa al estudiante del becario o del trabajador, va tomando una dimensión diferente. Y tanto.

He mencionado las clases de Bioinformática porque me he enamorado de la asignatura. Algunas de las prácticas eran constantes "Oh my Godness", "Halaaaaa", "Miraaaaa", "Increíble, increíble..." acompañados de ojos muy abiertos y cara de bioinformático dummy. ¡No! No fue sólo descubrir el Rasmol, no. Son las bases de datos, los algoritmos jodidamente bien pensados, el esqueleto matemático que subyace. Sí, puede que sea esa añoranza de mi espíritu matemático, ese estúpido cariño por la estadística. Salí de una de las prácticas convencido de que tenía que pasarme a Bioquímica. Supone perder un año, lo sé, pero quizás es lo que necesito.

Bueno, lo que para algunos es un simple cambio de ruta, para mí es un viraje de 180 grados. A la crisis expedientil se le puede sumar la crisis vocacional y, por qué no, el agobio de los exámenes, que empiezan el lunes que viene. Hace dos meses que no deja de llover aquí en Bergen y no he visto el sol desde entonces. El comprar dos kilos y medio de salmón por 16 euros ayuda, pero no me soluciona la vida (sólo la cena).

Quizás por último, para hacermelo todo un poco más complicado, he cancelado el contrato en mi residencia, para poder irme en febrero a vivir a la ciudad (más caro y menos gente). Todos me preguntan por qué, y yo la verdad es que no sé que responderles exactamente. Estoy un poco harto de vivir en la república independiente de Fantoft. Esto no es Noruega, sólo somos erasmus y estudiantes extranjeros de intercambio. Sí, suena de fábula, pero llevo así ya 5 meses. Creo que toca cambiar un poco, por agobiante y estresante que pueda llegar a ser.

Como el agobio de los exámenes es directamente proporcional a las fiestas disponibles, el lunes salimos a cenar a una casa de la ciudad, con comida noruega y compañía diferente. De ahí nos movimos al Kvarteret, un pub con tres salas de conciertos. De lo más apañado que hay por aquí. Resulta que los lunes hay Jam Session, con lo que cualquiera que le eche un par puede subirse al escenario a tocar con gente desconocida. Así que ahí estaba yo, detrás de la batería acompañando a un guitarrista y un bajista improvisados en un escenario increíble. Poco más tarde se añadía un amigo a cantar en otra intervención, aunque esa vez cogí la guitarra acústica. Divertido y relajante. Cambio salir los jueves por los lunes, eso está más que decidido.

A propósito, casi, casi, Feliz Navidad. Que os zurzan.

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