Bergen, 30 mayo 2007

Crazy days, crazy ideas

Se van acabando los exámenes y con ellos se escapa la cordura. Por eso me he puesto a programar en Perl, ese maravilloso lenguaje de scripting. Mi primer resultado con éxito se llama PFC Quick, pero por ahora sólo está disponible la versión 0.1beta.
Si sabéis cómo compilar, en la página oficial podéis descargaros el código fuente y compilarlo para Windows. Lo haré yo próximamente para que estén disponibles los binarios y sea todo más facil, más Bill Gates.

Si, por el contrario, utilizáis Linux, podéis ejecutarlo sin compilar. Las instrucciones están en la página.

No os cuento para qué es el programa, que para eso me he preocupado en crear un shit-io web.

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Bergen, 19 mayo 2007

Vieja Europa

Este post no lleva foto, porque no la necesita -y porque no la hay-. Un fin de semana paseando por mi vieja Europa (más Europa que nunca) en la compañía de los dos frikis más perjudicados del mundo ha conseguido devolverme por unas horas a mi casa. A la casa esa que dejé en Madrid en agosto del año pasado y que visité en Navidades.

Sí, soy el erasmus más aislado, el loco del norte, el que vive bajo la lluvia y la nieve. Ese escéptico voluble y poco perseverante que se ha desconectado de Europa durante ya casi 10 meses de su vida. Este post es un tributo que tengo que hacerle a esos dos grandes hombres que son Jero y Djordje.

A mí me ha gustado Bruselas, a pesar de ser una ciudad desierta. Me ha gustado Gante, con sus portentosos edificios que huelen a viejo ejército europeo. Y me ha gustado porque me he sentido como en casa, a pesar de haber dormido poco y andado mucho.

Gracias, grandes, por el fin de semana pasado, que se me hace presente y no puedo sino echaros de menos.



P.D. Djordje, ¿tienes un impermeable para mí?



Bergen, 18 mayo 2007

El diseño inteligente

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Bergen, 09 mayo 2007

En vanlig dag (un día cualquiera)


Por la nublada ranura de tus ojos entra luz. Sí, es por la mañana. Un escalofrío activa los músculos que durante 7 horas habían permanecido completamente relajados: alargas el brazo y alcanzas con un esfuerzo sobre humano el pequeño despertador rojo. En realidad, sabías que era tarde, pero la esperanza nunca se pierde. Deberías estar en el laboratorio desde hace ya media hora; y hoy es importante, fundamental que empieces pronto.

Como un disparo, abandonas la cama en calzoncillos y te pones la ropa aún sudada que habías dejado tirada en la habitación la noche anterior. No encuentras las gafas, pero ahora lo importante es hacer la mochila, incluir en ella todo lo que vas a necesitar en las próximas 12 horas: las dos patatas hervidas, el tubo de mayonesa, la latita de setas en conserva y un par de rebanadas de pan. No hay tiempo para el café ni para las tostadas, las gafas tienen preferencia. Maldita sea, es tardísimo.

Todos tus compañeros de piso duermen. Necesitas un medio de transporte, sabes que no puedes permitirte media hora de trayecto a pie. Piensa, piensa, piensa. Mientras tanto maldices la paradoja de la búsqueda de unas gafas: sin ellas no las ves, así que no las puedes encontrar. La mochila parece estar lista. Repasas mentalmente lo más rápido posible las mil y una cosas que tienes que llevar encima. La cartera, el movil, los apuntes para estudiar durante las PCRs, el libro de ecología del invierno, el mp3, las llaves de casa, la llave magnética del laboratorio (que todavía no has añadido al llavero), los bolis... Mierda, las gafas estaban en la mochila.

Tras 5 minutos pensando si te tienes que llevar el portátil o no, recuerdas que da igual siempre, porque si lo llevas no lo usas y si lo dejas en casa lo necesitas en algún momento. Abres la puerta y te paras a pensar otros 5 minutos si realmente llevas todo encima. Bajas los tres pisos por las escaleras y es entonces cuando la ves. La bici roja de tu compañera de piso con su candado de combinación numérica que, por supuesto, comoces.

Tras el "robo" de la bici, te diriges a toda velocidad al laboratorio, arriesgando la vida en cada cruce (siempre recuerdas demasiado tarde que el freno de atrás no funciona). Aparcas la bici y subes al labo, sintiéndote un monstruo al verte en el espejo del ascensor. Intentas arreglar el tema de las legañas ahí mismo y, como siempre, la puerta del ascensor se abre y algún desconocido te sorprende en tan íntima actividad. Tomas el camino más largo y miras el reloj. Ayer lo hiciste peor, vas mejorando.

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Bergen, 08 mayo 2007

Para los más frikis: proteínas musicales

Son cosas que pasan. Gracias a un blog de bioinformática, me he enterado de que por fin (oh sí, por fin) podemos escuchar cómo suenan las proteínas. El post lo explica en términos generales, y no voy a entrar en detalles porque para eso está la página oficial del proyecto: gene2music.
Mucho cuidadito que es cosa seria... En Genome Biology ha salido publicado el artículo y todo.

Por supuesto, para los más curiosos, en la página del proyecto hay ejemplos en midi.

En breve, más.

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