Bergen, 15 febrero 2007

Eppendorfs naranjas y demás parafernalia


He llegado a casa esta noche y mis compañeras de piso estaban viendo CSI Miami. En una de las escenas de laboratorio, a parte de los Eppendorfs naranjas semitransparentes que tanto juego dan en la serie, he visto la centrifugadora de mesa que uso en el labo (Minispin Eppendorf) y, por supuesto, lo he comentado con ellas.

Una de ellas me ha preguntado si eso es lo que hago en el boratorio, refiriéndose al tema policíaco y tal. Quizás la gente que no estudia biología o no tiene contacto con ella piensa que todas las investigaciones tienen propósitos policíacos o, por lo menos, sanitarios. Investigación médica, biomedicina y tal. Me he puesto a pensar en qué responderle, y no he sabido muy bien qué decirle. Sinceramente, lo que más miedo me da de trabajar en un laboratorio es caer en la monotonía de las pipetas, alienarme completamente de lo bonito de la ciencia; cuando los procedimientos se convierten en el porqué y los objetivos se diluyen en una dimensión desconocida. Pipetear por pipetear.

Supongo que para no volverse loco y caer en tan tremenda desdicha, no hay que alejarse nunca de aquél que dirije el proyecto, ya sea alguien que merodea por el labo con un bigote amarillo y blanco o tú mismo. Y creo que no es facil. Muchas veces él mismo está lejos de preguntarse el por qué empezó a estudiar.

¿Por qué estoy trabajando para resolver una estructura de una proteína? ¿Tiene algún objetivo médico? No lo creo. La doctoranda que lleva el proyecto junto a mi profesor lo tiene bastante claro: tiene que publicar uno o dos papers. Ese es su porqué, no creo que sus objetivos pasen por salvar vidas o cambiar el mundo. Me da un poco de miedo el acercarme tanto a las cosas pequeñas que al final se me olvide que las observamos para entender cómo funcionan las cosas grandes y, a fin de cuentas, cómo funcionamos nosotros.

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3 Comentarios:

A las 2/16/2007 06:27:00 p. m., Blogger Phernael ha dicho...

Estimado colega,

Me has quitado la palabra de la boca, o del teclado... Llevo un par de años pensando en eso mismo y unos cuantos meses intentando escribir sobre lo que tú perfectamente has resumido.

A mi me produce pavor la idea de dedicarme a la ciencia para poder sacar papers. Investigar con el único objetivo de tener algo que publicar. Por supuesto me gustaría hallar una vacuna contra el VIH, pero tampoco aspiro a tanto. Lo que corroboro es lo que tú comentas. Quiero saber que lo que hago lo hago por la ciencia y por el mundo natural; por mejorarlos y ayudar al ser humano. Pero yo ya llevo unos meses en el laboratorio y me parece que lo tengo crudo.

Ojalá nunca nos alejemos del idealismo que nos llevó a estudiar la parte de la ciencia que estudiamos y los de ser científicos. Más allá de la convención y de las publicaciones, que, por supuesto, tienen su función; pero no conviene, como bien dices, olvidar el propósito que está por encima del sistema de hacer ciencia que no es otro que el de ayudar a la ciencia a seguir adelante, y por ende, ayudar al mundo.

Ánimo con tu proteína. Y centrifuga duro!


Un saludo,

Fernando

 
A las 3/12/2007 03:54:00 p. m., Anonymous Anónimo ha dicho...

Interesante reflexión. De como la ciencia se convierte en empresa monótona y ateórica... sigh

 
A las 3/29/2007 02:56:00 p. m., Blogger Ra y Mon ha dicho...

Voy a hacer de abogado del diablo: lo importante no es la razón por la que haces ciencia, sino que la ciencia que hagas sea buena. Si tu objetivo es sacar papers, mientras sean papers buenos y honestos, da igual si lo haces por lograr fama, por acabar la tesis o por intentar entender mejor las cosas.

¡Un saludo!

 

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