Bergen, 14 septiembre 2006

Un libro

Cuando necesitas una determinada información, puedes recurrir a un libro. Generalmente -si el libro es el adecuado y la información que necesitas no es demasiado concreta- puedes acceder a través de él a los conocimientos que precisas. Además, lo normal es que puedas prever que vas a utilizar un determinado libro varias veces: se puede decir entonces que poseerlo te va a ser de gran utilidad. Sin embargo, para mí hay algo más.

El abrir un libro nuevo y sentir que por esas páginas vírgenes no ha paseado nadie, eso MOLA. Estoy acostumbrado a las bibliotecas, como la mayor parte de los estudiantes. En mi caso, siempre lo he tenido todo en la Biblioteca de Ciencias de la UAM. La diferencia entre hojear un libro tuyo y abrir un libro de la biblioteca radica quizás tan sólo en el hecho de que tu libro te pertenece. Así de vulgar.
Poder contar con esa gran cantidad de conocimiento acumulado y ordenado para tí, con ese entorno tan agradable... mmmm.... Se acabaron los libros áridos en blanco y negro que hacían fshhhh, fshhhh cada vez que pasabas una página. Eso es agua pasada. Ahora las páginas suenan bonito, algo así como cloc, cloc, o a veces tic, tic. Y brillan, vaya que si brillan. Además, los libros nuevos huelen que da gusto.

Así que este hoy me he armado de valor y lo he hecho. ME HE COMPRADO UN LIBRO. Además uno de los caros. Se trata, ni más ni menos, de Principles of Development, de L. Wolpert. Ah, y para celebrarlo, me he echado la siesta.

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