Vivir en Bergen

Tras unas navidades cortas pero increíblemente intensas, estoy de vuelta. Los primero días no han brillado aquí por las fiestas, es cierto, aunque estamos a la espera de la llegada de mucha gente. Por ello, he aprovechado para hacer mi matrícula, comprar un barril para fermentar mi propia cerveza y, cómo no, irme haciendo a la idea de que el 5 de febrero estoy fuera de la residencia.

El susto que me llevé al perder la cartera en el aeropuerto de Amsterdam no presagiaba nada bueno. Y, sin embargo, sólo buenas noticias me esperaban los primeros días aquí en Bergen. En primer lugar, la A en bioinformática, que ha supuesto todo un empujón a mi moral. Por otra parte, algunos nos hemos decidido a comenzar nuestra propia producción de cerveza, visto el éxito de algunos compañeros que ya habían comenzado el proceso el semestre anterior. Por barril, son 23 litros a la semana a partir del segundo mes. Maravillas de Saccharomices.

El lunes puede que me den trabajo de voluntario en la cocina del Kvarteret con una amiga, cosa que sería maravillosa, pues me abriría muchas puertas para trabajar en verano como cocinero en Bergen. Es una gran noticia, desde luego, pero espero que para entonces me haya aclarado con los cursos que quiero llevar a cabo, porque de momento me he matriculado en más de 60 créditos ECTS y sólo puedo convalidar 30. Elegir, qué cosa tan mala.

Voy a leer, que esta noche se perfila fiestón. A propósito, está nevando que da gusto.