Una mañana cualquiera
Por lo visto, este verano ha sido el más cálido desde 1985 en Bergen. Se achaca al cambio climático. Yo a lo mío...
Quizás arrastrado por un sentimiento de culpabilidad totalmente absurdo, anoche decidí madrugar para asistir a un coloquio sobre el establecimiento del eje DV en Drosophila. Digo "decidí" porque era voluntario y, ya se sabe, estas cosas traen problemas.
El caso es que esta mañana me ha despertado el despertador, que se llama así porque lo que se supone que tiene que hacer es despertarte. Como de costumbre, con un desdén matutino completamente comprensible he apretado el resorte para apagarlo y... Sí, me he quedado dormido. No sé por qué motivo he abierto en algún momento los ojos: MIERDA, tarde. Tenía media hora para vestirme, ducharme, desayunar y correr en mi bici hasta el HIB building. Evidentemente, no me daba tiempo a llevar a cabo todas esas cosas, así que he hecho un filtro rápido: vestirme y desayunar es completamente necesario por razones que no alcanzo a comprender; la bici también es útil -por eso de ahorrar tiempo- así que ni me he duchado ni me he peinado. Las pintas que llevaba eran deleznables.
He desayunado leche hervida con cereales y pasas, una masa que si consigues tragarla sin ahogarte, te permite sobrevivir hasta la hora de comer. Eso sí, necesitas medio litro de café para digerir ese desayuno despierto.A pesar de que el ladrillo en el estómago pretendía retrasar mi llegada, he conseguido establecer un nuevo récord personal: 13 minutos FANTOFT-HIB.
He llegado a tiempo, sudando a mares y completamente despeinado. El coloquio ha sido interesante, pero dos horas de participación activa en una charla no son compatibles con las dos horas de clase posteriores: medio litro de café no era suficiente. La última hora de clase ha sido una lucha a muerte contra el sueño, los párpados pesaban kilos y mi brazo izquierdo apenas podía sostener el peso de mi cabeza. "Por lo menos no ronques, Gon" me decía a mi mismo...
Al final todo ha salido bien y me dispongo a echarme la siesta.
Quizás arrastrado por un sentimiento de culpabilidad totalmente absurdo, anoche decidí madrugar para asistir a un coloquio sobre el establecimiento del eje DV en Drosophila. Digo "decidí" porque era voluntario y, ya se sabe, estas cosas traen problemas.
El caso es que esta mañana me ha despertado el despertador, que se llama así porque lo que se supone que tiene que hacer es despertarte. Como de costumbre, con un desdén matutino completamente comprensible he apretado el resorte para apagarlo y... Sí, me he quedado dormido. No sé por qué motivo he abierto en algún momento los ojos: MIERDA, tarde. Tenía media hora para vestirme, ducharme, desayunar y correr en mi bici hasta el HIB building. Evidentemente, no me daba tiempo a llevar a cabo todas esas cosas, así que he hecho un filtro rápido: vestirme y desayunar es completamente necesario por razones que no alcanzo a comprender; la bici también es útil -por eso de ahorrar tiempo- así que ni me he duchado ni me he peinado. Las pintas que llevaba eran deleznables.
He desayunado leche hervida con cereales y pasas, una masa que si consigues tragarla sin ahogarte, te permite sobrevivir hasta la hora de comer. Eso sí, necesitas medio litro de café para digerir ese desayuno despierto.A pesar de que el ladrillo en el estómago pretendía retrasar mi llegada, he conseguido establecer un nuevo récord personal: 13 minutos FANTOFT-HIB.
He llegado a tiempo, sudando a mares y completamente despeinado. El coloquio ha sido interesante, pero dos horas de participación activa en una charla no son compatibles con las dos horas de clase posteriores: medio litro de café no era suficiente. La última hora de clase ha sido una lucha a muerte contra el sueño, los párpados pesaban kilos y mi brazo izquierdo apenas podía sostener el peso de mi cabeza. "Por lo menos no ronques, Gon" me decía a mi mismo...
Al final todo ha salido bien y me dispongo a echarme la siesta.
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