Bergen, 21 agosto 2006

Me estoy haciendo viejo

Me había propuesto hacer un pequeño resumen de lo que han sido estas vacaciones en Bergen, diez días rodeado de gente de todos los lugares del mundo. Supongo que es imposible. Es imposible porque cada segundo aquí en Noruega ha sido como una hora de vida en casa, lo que significa que llevo aquí más de noventa y ocho años. Me estoy haciendo viejo.

Durante estos días he intentado absorber lo más posible (lo llamo mindsponging), intentando no desbordarme, pero en algún momento creí que no me cabía más. El inglés no me ha ayudado demasiado: es extremadamente difícil expresar lo que uno siente al cien por cien en un idioma que no domina. Y eso genera momentos de auténtico pánico. Por suerte la residencia está plagada de españoles que compiten por el dominio de Noruega con los alemanes, que no se quedan cortos en número.

Quede bien claro que no ha sido todo maravilla. He descubierto una realidad que me era desconocida. Los baños no se lavan solos, así como tampoco se baja la basura por su cuenta ni se lavan los platos como en la peli de Merlin el Encantador. Mis encuentros con la nevera ya no se traducen en un "dónde estará el chocolate": ahora es ella la que muchas veces me pregunta si he comprado fruta y berenjenas o me reprende por dejar la puerta mal cerrada. Además de las tareas del hogar, están aquellos objetos que pensé que siempre habían existido alrededor mío pero a los que no había prestado ninguna atención. Sirva de ejemplo la esponja del baño, las sábanas, el papel absorbente de cocina, el papel higiénico... ¡Sí! ¡Los rollos de papel higiénico no crecen en el cajón del baño, hay alguien que los compra y los guarda ahí! El hogar ha perdido mucha magia desde que estoy aquí, todos esos fenómenos desconocidos han adquirido una explicación empírica.
Pero no todo en el hogar se me ha vuelto en contra: la cocina se me da mucho mejor de lo que pensaba. Siempre supe que sobreviviría, pero lo que nunca pensé es que mis compañeros de piso se sorprenderían con mis platos. "El secreto es el aceite de oliva", les digo, moviendo el dedo índice a modo de reprimenda. Sin ir más lejos, una compañera de piso francesa me ha dicho hoy que estaba alucinada con la calidad de mis guisos; que era raro que cocinara tan bien un varón. Debe ser que en Francia los hombres están todo el día tocandose la barriga.
Como mucha fruta, vegetales y pescado. Siempre leche semidesnatada y el segundo huevo sin la yema. Para desayunar, un completo al estilo Warriors of the World: un bol con leche, kornflakes, fruta en pedacitos y miel. Todo junto. Y luego el cafetito, a parte. Sí, me estoy haciendo viejo.

Estos últimos días he estado un poco más tristillo, quizás porque la locura de los primeros días estaba brillando por su ausencia. No he intentado tirarme por la ventana porque mi habitación está en un doceavo piso y podría matarme, además de porque no quepo por el hueco de la ventana. Pero bueno, mañana tengo mi primera clase de Genética del desarrollo a las 12:15 y eso es algo que me apetece. Después, volveré a la resi y comeré para ir al museo de arte, que esta semana es gratis para los estudiantes.

Antes de irme a la cama, debo comentar una anécdota del día de hoy. Hoy se iba a llevar a cabo una gran paellada en el jardín de la residencia, para la que estábamos invitados todo el gueto de los españoles (y algún otro intrépido extranjero). Sin embargo, al comentar dicha posibilidad para la comida de hoy con Toti, hemos decidido mantenernos al margen pues nuestras posiciones económicas no están para sacudidas (sobre todo la mía). Toti y yo estábamos al corriente de que se iba a celebrar una barbacoa a las 14 horas para la comunidad cristiana de la residencia, de modo que el trío calavera, formado por Toti, Braden y yo, ha puesto su culo allí: hemos comido como auténticos feligreses hasta reventar. Cuando se ha hecho el silencio y han comenzado esos ritos que tanto nos asustan (vamos a conocernos todos, buen rollo, todos los sábados quedamos para orar...) hemos huído de allí.

Ahora es el momento de abandonar esta silla para dormir antes de mi primer día de clase, que me estoy haciendo viejo y tengo que descansar.

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2 Comentarios:

A las 8/21/2006 12:55:00 p. m., Blogger Phernael ha dicho...

Querido y viejuno amigo,

Qué razón al sugerir que los años (días) pasan a ritmo vertiginoso, y te otorgan una experiencia que otrora te parecía impensable.

Siento que hayas descubierto que los rollos de papel los ponen los padres los días de compra y que la nevera es muy exigente en su glotonería. Yo sufrí mucho cuando me enteré de que incluso eso requería un esfuerzo de planificación y operación mayor de 0.

Estoy enganchado a los episiodios de tu blog como lo estoy a Anatomía de Grey; como un bonito del norte a su amado pincho (o quizás sería más apropiado decir: como arenque a su red). Supongo que me consuela y me predispone, leer tus experiencias y que a mi mente le resulta alimento indispensable como preparación para lo que a mí también se me avecina. En añadidura, he de felicitarte por la calidad literaria que muestras.

Sólo hay una cosa que me ha gustado menos. Eres un tío valiente, ¡mírate, en dónde estás!, es una aventura dura pero ¡hete ahí!. No le vayas a tener miedo a esos "ritos"; si te llegas a quedar a lo mejor te hubieras sorprendido...
Quizás deberías mostrar un poco más de consideración para con estos "cristianos". Puede que no haya sido tu intención, pero por lo que has escrito yo deduciría que te has aprovechado de ellos y que, estrujando un poco más el texto, hasta los ridiculizarías. No es muy honorable, que digamos. Te conozco, eres un gran tipo, pero ten algo más de tacto y menos prejuicios.

Sigue escribiendo, que, al menos a mí, me resulta muy útil y reconfortante. Ojalá yo tenga la misma disposición y pueda ir escribiendo cosillas de mi experiencia personal que ya no ha de tardar mucho más en llegar.

Un fuerte abrazo Gon,
Fernando

 
A las 8/21/2006 03:22:00 p. m., Blogger Gon ha dicho...

Yo no ridiculizo a los cristianos, no es mi intención. Sólo se trata de una anécdota en la que he puesto mediante hipérbole algunas costumbres a modo de parodia. Sabes que respeto las creencias religiosas, aunque no comparta muchos de ellas.
Aunque suene raro, aquí la comida es muy cara, y la barbacoa era libre para todos los que quisieran participar. ¡¡El hecho de que no me guste el postre no significa que me haya aprovechadode nadie!! Debes entender que el texto está en clave de humor, y que no es precisamente "miedo" lo que siento ante las costumbres de las congregaciones cristianas. Si estuvieses aquí, probablemente tú también habrías aprovechado el día soleado de ayer (aquí llueve SIEMPRE) para ir a dar un paseo por los fiordos. Los días de calor aquí valen su peso en oro.

Por otra parte, muchas gracias por tu comentario. Escribir aquí de vez en cuando sobre las anécdotas que me acaecen (que se suceden vertiginosamente, créeme) me sirve para salir por un momento de Noruega y sentarme delante de los que os atrevéis a leer algún post.

Espero que tu experiencia en Inglaterra sea, por lo menos, tan grata y tan valiosa como lo está siendo esta para mí. Estoy seguro de que así será.

¡Saludos!

 

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